Disco vital de datos


 Viralizó anuncios directos por los puntos, a veces esperaba ubus y resolvía trivias para sumar puntos adicionales. Existían laboratorios que ofertaban pequeñas transferencias para experimentar combinaciones. 
 Había leído entradas desde la primera conexión, la segunda, hasta las VDD4, y cada instalación exitosa contaba. Algunos permitían salidas vigiladas, "vendrán las lluvias suaves", decía la publicidad, tenía dos posibilidades: volver a casa sabiendo los compendios, o quedar en la camilla hecho un Valdemar.
 Trescientos sesenta y cinco mil millones de archivos procesados de un golpe, y no mostraba el desvanecimiento o la confusión que advertía el folleto, más bien vitalizado, rejuvenecido, fortificado, los recuerdos se resolvían distinto, todo el mundo sabía que llamaba. Creían estar cerca de la presencia más maravillosa, el poder de Dios, había quienes arrebolaban un nuevo profeta y el Juicio.
 Anotaron. Tantos escribientes programados como ordenadores calculando cifras extraordinarias de números irracionales. Pero antes de las copias la gracia era adivinar, test, cuadros, diagnósticos, recitar puntos de relación con circunstancias del pasado que aún no habían ocurrido, podía describir la historia de las personas que llamaron al programa, en vivo, por eso sumaba puntos donde estuviera.

 Los canales hicieron girar el trompo hasta que los experimentos de transferencia de información en seres humanos a través del Vital Disk Data fueron prohibidos.


Simón del desierto, L. Buñuel

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